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Jennifer Lawrence sigue teniendo miedo de que se filtren más fotos íntimas

Es probable que cuando Jennifer Lawrence concedió la entrevista que acaba de publicarse en la edición estadounidense de Vogue ni Chris Pratt ni Anna Faris estuvieran pensando todavía en divorciarse.

Pero la vida nos ofrece de vez en cuando estas locas casualidades y la actriz, sin premeditación alguna, acaba de echar por tierra esa loca teoría de que ella tuvo algo que ver con el fin de aquel matrimonio. ¿Cómo? Hablando por primera vez sin tapujos de su relación sentimental con el director Darren Aronofsky, con el que empezó a salir nada más de terminar de rodar juntos la película Mother!.

“Teníamos mucha química. Yo sentía algo por él, pero no estaba segura de si él sentía algo por mí”, explica Lawrence, que protagoniza el famoso September Issue, el más importante de la mítica cabecera americana. “Normalmente no suelo enamorame de gente que ha ido a Harvard porque son tíos que no pueden pasar dos minutos sin decirte que estudiaron en esa universidad. Pero él no es así. Este último año lo he descubierto como el ser humano que es. Antes había estado en relaciones donde siempre estaba algo confundida. Con él eso nunca me ocurre”.

Que haya sido capaz de abrirse así con la prensa confirma que a sus 26 años la ganadora del Oscar por fin empieza a sentirse segura con su estatus de estrella. Y no tanto por hablar de su feliz vida sentimental como por reconocer esos pequeños detalles, miedos y placeres culpables que cualquier otra celeb de su estatus se guardaría para no romper el halo de misterio necesario para ser tratada como una diosa de la pantalla.

Secretos como que, para superar algunos de los momentos más duros del rodaje de Mother!, el equipo creo un espacio muy especial para que se relajara y liberara presión. ¿Una sala de meditación con masajistas y spa? No, algo mejor: una tienda de campaña Kardashian. “Dentro había fotos de las Kardashians y una televisión donde ponían en bucle episodios de su reality. ¡Ese era mi lugar feliz!”, explica en la entrevista revistavanityfair.

Una tienda que le habría venido genial aquel fatídico 2014 en el que unas fotos suyas desnuda aparecieron en Internet después de que un hombre, que ahora mismo está en prisión, hackeara su teléfono móvil. Algo que todavía, a día de hoy, reconoce que le da miedo que vuelva a repetirse.

“Es una situación muy angustiosa cuando sabes que todo el mundo te está juzgando”, lamenta. “Creo que la gente vio aquello como lo que era, un crimen, pero ese sentimiento que tuve todavía no he podido librarme de él. Que violen así tu privacidad supongo que no es un problema si eres perfecta. Pero si eres humana, es terrorífico. Todavía cuando me llama mi publicista me pongo nerviosa. Incluso cuando es para contarme una tontería siempre estoy esperando a que me digan que han vuelto a filtrar fotos mías”.

Esa inseguridad, según cuenta, también le ha afectado a su relación con los fans, con los que no siempre se hace las fotos que le piden. “Me encanta conocer gente, dar autógrafos, estrechar la mano… No me dedicaría a esto si eso me molestara. Pero cuando estoy sentada en un avión, sin maquillar, lo siento, no quiero hacerme fotos que acaben apareciendo en revistas sensacionalistas”.

Ojalá llegue pronto el día en el que Lawrence entienda que para sus fans, incluso en chándal y con cara de recién levantada, siempre será perfecta. Ahí está la verdadera magia de una conexión y admiración que no necesita ni maquillaje ni ropa cara para ser más verdadera.